domingo, 7 de diciembre de 2025

Sábado 11 de Octubre de 2025. Subida a Galayos. 40 cumpleaños de Abel.

Hoy es un día especial. Por el cuarenta cumpleaños de Abel,  ha decidido que no hay mejor manera de celebrarlo que subiendo un buen grupo de amigos a Galayos, incluidos su padre, su madre y su padre (que ya superan lo 70 años), su mujer Ana, nuestro amigo Darío y unos amigos suyos que no conocía. Además, para hacerlo todavía mas especial, vienen mi mujer Alicia y mi hijo Leo, que tiene 9 años. Para ellos dos va a ser la primera vez que suban a tan magnífico lugar.
Haciendo la típica parada en la fuente "del tío Macario".

Comenzamos la caminata bien temprano, de noche, con los frontales encendidos. Esto hace que para Leo y Ali parezca todavía mas aventura. Llevamos un paso agradable, ya que vamos con personas con menos costumbre de andar por montaña y con una edad respetable. 
Poco a poco, lentos pero seguros, salimos del pinar y vamos cogiendo altura, dejando atrás los árboles, adentrándonos en la montaña y acercándonos a esas impresionante agujas.
Otro típico lugar, donde tener una preciosa foto.
Las  verticales "zetas" sobre esa roca oscura impresionan a Ali. Ya vemos las "catedrales" de piedra y Leo (que como buen niño ni se entera del cansancio) está cada vez mas encantado con el lugar.
El esfuerzo empieza a notarse en el grupo y el último tramo antes de llegar al refugio se hace duro.
Una vez allí, tras un descanso y unos bocatas para coger fuerzas, aparece, con agradable sorpresa para todos Ángel Rituerto. 
En el vivac con el Torreón al fondo.

Es entonces cuando una parte del grupo, al que va a guiar Abel, decide seguir hacia la Mira. Otros se quedan en el refugio y Darío y yo cogemos el material y nos encaminamos hacia la canal del Gran Galayo con intención de escalar el "Gran Diedro" de éste. Cuando estamos cerca de la trepada para coger el pie de vía, me doy cuenta de que me he dejado los pies de gato en el coche. Bajo a toda velocidad al refugio y cojo los del Abel. Cuando empiezo a subir de nuevo, una densa niebla lo cubre todo. Cuando llego a Darío, casi no se ve nada y decidimos esperar a ver si levanta. Tardan un buen rato en desaparecer las nubes, no conocemos bien la trepada y cuando conseguimos estar cerca ha pasado mucho tiempo. No queremos que los que se han quedado en el refugio esperen durante horas, así que decidimos que otro día será el de escalar, y subimos un poco para llegar a la "Trocha Palomo" una bonita veta de cuarzo entre el granito, que Darío no conoce.
Darío en la Trocha Palomo.
Cuando bajamos, comprobamos que el grupo que subía hacia la Mira ha desistido por culpa de la niebla y están todos comiendo y bebiendo en el refugio, ya que Abel ha subido nada mas y nada menos que cinco enormes tortillas de patata, además de queso, chacinas y vino. 
En el refugio, comiendo y bebiendo.
Es entonces el momento de cantar el cumpleaños feliz y de que Abel nos dedique unas emotivas palabras, como le gusta a él.
Soplando las velas.
Pasamos un grandísimo rato, comiendo, bebiendo y escuchando algunas de las maravillosas historias de Galayos que nos regala Ángel, un auténtico lujo. El tiempo aquí arriba transcurre mas despacio.
Tres generaciones de escaladores y montañeros.
Y en ese momento, cuando nos vamos a bajar ya, para afrontar el esfuerzo que es siempre descender de Galayos, tengo el colofón para el día preparado. Pido una foto con Ali con el Torreón de fondo, me agacho, hinco rodilla, saco un anillo y le pido matrimonio delante de todos. Los gritos de alegría son indescriptibles, la bajada va a ser mas especial.
Sobran las palabras.

Día inolvidable.

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